Los comportamientos disruptivos son aquellos
comportamientos antisociales que lleva a cabo una o varias personas. En el caso
de los niños pueden llevarse a cabo en la escuela, con sus amigos, en la
familia o en las actividades extraescolares.
Cada vez más se escucha decir a la gente que
los niños de hoy en día son unos maleducados, que no tienen respecto a nada ni
a nadie y que no atienden a las normas. Este fenómeno ha llegado hasta nuestras
televisiones con los programas de Hermano Mayor o Supernanny donde un psicólogo
trata de modificar las conductas inadecuadas de los niños a través de una serie
de actividades y pautas que generan en los chicos cambios que en ocasiones
parecen irreales de tan radicales que son.
En muchas ocasiones los comportamientos
inadecuados de los chicos son permitidos por sus padres hasta que llegan a un
límite donde estos comportamientos ya son intolerables y es entonces cuando los
padres buscan ayuda. Algunos padres son reticentes a buscar ayuda ya que es un
tema que a día de hoy aun resulta un poco tabú en la sociedad ya que creen que
si su hijo tiene malos comportamientos se debe a que no han sido buenos padres.
Esto no es así los malos comportamientos son debidos a multitud de variables
que no tiene porque ser culpa del padre.
Hay que aprender que un comportamiento
inadecuado desemboca a comportamientos más graves por lo que hay que intentar
frenar este tipo de comportamientos al principio acudiendo a personal
cualificado que pueda ayudar a los padres a solventar este tipo de situaciones.
La mayoría de las veces, estos
comportamientos son la consecuencia de un establecimiento inadecuado de normas
por parte de los padres o tutores de los menores. Hay que saber que tan
importante son las normas como la forma en la que estas se establecen, es
importante que el menor sepa el por qué de esta norma y que el opine que le
parece esta regla haciéndole un poco participe. Si hacemos participe al menor y
le explicamos las cosas es más fácil que este cumpla la normativa impuesta por
los padres.
Uno de los elementos que generan los malos
comportamientos, en muchas ocasiones, son los denominados castigos. Un castigo
es la consecuencia de una acción considerada como inadecuada. Muchas veces el
planteamiento que se les hace a los chicos es la raíz del problema de su
reacción ante este acontecimiento. La palabra castigo para ellos ya es
considerado como algo negativo y por tanto pueden considerar que no se lo
merecen por lo que hay que cambiar el planteamiento de esta acción.
Los comportamientos inadecuados de los chicos
pueden ser generados por varios factores por lo que es importante llegar al
núcleo del asunto para establecer una línea de tratamiento adecuada. Las
técnicas de modificación de conducta son parte fundamental en el proceso de
cambio de este tipo de conductas, ya que ayudarán a los padres a hacer frente a
determinadas situaciones conflictivas, los refuerzos o la técnica del tiempo fuera son algunas de las herramientas
que se utilizan en estos casos de malos comportamientos.
A modo de síntesis, es muy importante la
comunicación en el hogar, el establecimiento de unas normas que se expliquen al
menor adecuadamente para que no haya confusión y este las comprenda en la
medida de lo posible. Otro punto importante para controlar este conducta
inadecuada es la comunicación de las consecuencias de las acciones a erradicar,
no llamarla castigo. Hay privilegios que tienes por comportarte bien y si no te
comportas de manera adecuada estos privilegios se te quitan no es un castigo si
no una consecuencia de una acción que previamente ya ha sido explicada al niño
por el padre, madre o tutor.